El Instituto
se formó bajo la protección maternal de Santa María de Guadalupe, Madre
tierna que lo acogió en su regazo, al permitir que nuestras primeras
madres se trasladaran a la casa contigua a la Basílica.
Protección que es corroborada cuando el Santo Padre Benedicto XV el 28 de mayo de 1885, da a nuestra Congregación el nombre de "Adoratrices Perpetuas de Santa María de Guadalupe”. De ahí que, “en
nuestra acción apostólica Santa María de Guadalupe sea para nosotras
modelo de entrega y amor materno. Como Élla y con Élla nos entregaremos
al servicio de la Iglesia difundiendo el conocimiento y amor a la
Eucaristía.”
Nuestra Madre Fundadora nos dejó el ejemplo de tener gran confianza y
amor filial a Nuestra Madre Santísima de Guadalupe a quien le confió el
Instituto desde sus inicios; nos esforzaremos en conocerla, honrarla y
profundizar su mensaje.
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